Los
conservantes son sustancias de origen natural o artificial que se añaden
a los alimentos con el fin de evitar que multitud de microorganismo puedan
deteriorar con rapidez estos alimentos.
Los conservantes lo que permiten es que ese tiempo en el cual un alimento
puede ser consumido se alargue y se ofrezca por lo tanto cierta seguridad
en su consumo.
Estableciendo
por lo tanto unos periodos en los cuales un alimento no se va a deteriorar
por efecto de los microorganismos lo que estamos garantizando es que no
va a existir riesgo alguno para la salud. Esto es realmente importante
garantizarlo ya que en la actualidad es muy complicado fabricar alimentos
que se deterioran con rapidez y esperar que el consumo sea igual de rápido.
La logística de la distribución de los alimentos necesita
periodos largos de distribución y almacenaje y por lo tanto los
conservantes son totalmente necesarios. No siempre se puede recurrir a
mantener esos alimentos en cadenas de frío así que es necesario
recurrir a productos que garanticen que no proliferarán los microorganismos
que transformarán los alimentos en productos no aptos para el consumo
humano.
El mayor debate que existe hoy día en torno a los conservantes
no hace referencia a su necesidad de ser usados, esto casi nadie lo pone
en duda, sino a los riesgos que conlleva el consumo continuado de ciertas
sustancias que se utilizan con este fin y que puede ser perjudicial para
nuestra salud.
Está claro que lo ideal es consumir la mayor cantidad de productos
frescos y de temporada pero en ocasiones es inevitable recurrir a productos
que precisan de conservantes. En estos casos sería recomendable
conocer cuales de estos productos sería aconsejable no incluirlos
con demasiada asiduidad en nuestra dieta.
Puede consultar el artículo dedicado a aditivos
en los cuales se mencionan algunos de estos productos, unos son totalmente
inocuos mientras que otros pueden entrañar algún riesgo,
sobre todo con el consumo a largo plazo.
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