Sintomas y remedios

Un desgarro muscular es una lesión en el tejido, donde se deterioran las fibras interiores que forman el músculo. En el desgarro además del músculo se rompen los vasos sanguíneos de ese músculo.
El fuerte dolor impide contraerlo y es necesario acudir a la consulta del kinesiólogo para que indique el tratamiento correcto para cada caso.
La causa que origina los desgarros es la elongación o contracción del músculo sin previo calentamiento muscular, por ello, es necesario hacer actividad de precalentamiento antes de realizar deportes.
Asimismo, un desgarro puede darse por la sobre exigencia de un músculo que aún encontrándose agotado, continúa ejercitándose.
Cundo aparece un desgarro, lo hace en forma repentina, por ello es recomendable recostarse, colocarse hielo durante al menos media hora junto con un venda para contener y posibilitar una pronta mejoría, tratamiento mediante.
Los factores que hacen que un desgarro sea más propensos son:
• Llevar una vida sedentaria, con músculos débiles
• Mantener una dieta pobre en nutrientes, fundamentales para la fuerza y salud muscular
• Mala circulación arterial y venosa cuando se hace deporte
• También ciertas enfermedades hacen más propenso la aparición de desgarros, como diabetes, fatiga muscular crónica o traumatismos anteriores.

El síntoma más común, es el dolor repentino, que aparece inesperadamente causando más y más dolor, a la vez, puede o no, haber un hematoma debido a la hemorragia interna de los vasos sanguíneos.
En los casos en los que el dolor es tan intenso el paciente puede además padecer mareos, náuseas y sudor frío, que se suman a la inflamación de la zona en cuestión.
Recuerde ante la aparición de un desgarro, tratar de relajarse, recostarse y aplicar hielo, y tratar de no exigir más al músculo en cuestión. La consulta al especialista contribuye a recuperar el músculo más rápido ya que si se intenta continuar con el ejercicio puede que la lesión dure varios meses más.