Falta de deseo sexual (parte III)
August 17th, 2009 | By lucianaYa hemos hablado de la importancia del deseo sexual como motor del desarrollo del acto mismo y enumeramos algunos trastornos; ya citamos anteriormente el deseo sexual hiperactivo, el deseo sexual elevado a normal y el deseo sexual normal a bajo. Hablaremos ahora de el deseo sexual hipoactivo leve; el deseo sexual hipoactivo grave, dejando para un extracto aparte la aversión sexual.
Deseo sexual hipoactivo leve
En estos casos hay una disminución del deseo sexual leve o moderado. Su libido no manifiesta reacciones espontáneas. Sus impulsos sexuales tampoco fluyen naturalmente, menos aun hacia sus parejas.
Estas personas tienen poco deseo de verse envueltas en fantasías sexuales o de masturbarse. El rango de actividades eróticas y el tipo de parejas que pueden excitarlos tienden a ser bastante específicos. Estas personas hipoactivas no responden adecuadamente a la estimulación erótica con parejas adecuadas y atractivas. No muestran fantasías sexuales y, a menos que sus parejas insistan, pueden prescindir de la sexualidad durante meses sin sentirse frustrados.
Hacen el amor solo para satisfacer a sus compañeros y pueden tener problemas de lubricación o de orgasmo.
Deseo sexual hipoactivo grave (conocido también como anorexia sexual)
A las personas con este problema les resulta imposible excitarse. Desarrollan una completa anorexia sexual. Los centro reguladores de la sexualidad se cierran completamente y ningún estímulo puede accionarlos. No disfrutan de hacer el amor en ninguna circunstancia, ni con ninguna pareja, ni se excitan con ningún estimulo. Tienden a evitar el sexo, y salvo algunas excepciones, son célibes. No experimentan ninguna frustración sexual, incluso luego de prolongados periodos de abstinencia. Describen su experiencia, cuando tienen alguna, como mecánica y no placentera, aunque puede resultarles neutral o tolerable el contacto no genital con su pareja.
Estos pacientes se hallan totalmente cómodos con la falta de sexualidad y manifiestan no sentir su ausencia. Consultan solo cuando la ausencia de interés sexual ha determinado problemas maritales o si la asexualidad interfiere con la capacidad para establecer relaciones amorosas hasta tal punto que su soledad y su sensación de aislamiento lo llevan a buscar ayuda.