Sintomas y remedios

Los ojos son indiscutiblemente unos de los órganos más sensibles que tiene nuestro organismo y de ahí que en muchas ocasiones puedan verse afectados por circunstancias nimias que, sin embargo, originan en ellos daños dolorosos. Este sería el caso, por ejemplo, de la abrasión de córnea.

Esta es una patología que se produce como consecuencia de un rasguño en la córnea, la capa protectora que se sitúa por encima del iris, o bien por culpa de que un objeto haya entrado en la misma. Así, por ejemplo, un pequeño corte con la uña, el frotarse los ojos con energía o que por culpa del viento nos haya entrado en aquellos arena pueden ser causas de padecer esta dolencia.

Abrasión de córnea

Entre los principales síntomas que presenta dicha abrasión se encuentran ojos enrojecidos, dolores de cabeza, sensación de tener algo en el ojo, dolores o incluso visión borrosa.

Por todo ello lo recomendable es acudir al oftalmólogo para que nos realice una revisión y pueda comprobar si realmente lo que sufrimos es este daño. En el caso de que ciertamente suframos de él se podrán establecer distintos tratamientos en función de la gravedad del mismo.

Así, por ejemplo, lo frecuente es que nos recete una serie de gotas y de antiinflamatorios. No obstante, también puede tomar otras medidas como el taparnos el ojo con un parche o que no utilicemos las lentes de contacto durante un tiempo, en caso de que lo hagamos con frecuencia.

Eso sí, hay que saber que las abrasiones de pequeña importancia se pueden curar por sí solas en unos días.