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Se llama meningitis a la inflamación de las membranas que recubren el cerebro, cerebelo y medula espinal. Esta inflamación puede producirse por virus, bacterias y, en menor proporción por agentes infecciosos como hongos o parásitos. La meningitis producida por virus y bacterias pueden ocurrir en cualquier momento del año, pero existe un incremento estacional de casos durante el final del invierno y principios de la primavera.
Las meningitis virales generalmente evolucionan bien y no dejan secuelas y las meningitis bacterianas, también llamadas purulentas, pueden ser causadas por cualquier bacteria. Las que producen mayor número de casos son el haemophilus, el meningococo, y el neumococo, existiendo varios tipos de estos dos últimos.
El haemophilus tipo B produce con mayor frecuencia meningitis en los niños menores de 5 años, pudiendo observarse en personas mayores de de 50 años con enfermedades crónicas y/o descenso de la inmunidad.
El meningococo, aunque proporcionalmente es más frecuente en menores de 5 años, puede causar meningitis también en adultos y en cualquier edad.
El neumococo se observa en todas las edades predominando en los extremos de la vida.
Tanto el meningococo como el neumococo están presentes en la garganta de la mayoría de las personas sanas, especialmente desde el otoño hasta finales de la primavera.
El haemophilus tipo B sólo se observa en la garganta entre el 2 al 5% de la población, siendo más frecuente en las personas que conviven con un enfermo por este germen
Los síntomas de la meningitis virales y bacterianas son generalmente de aparición rápida. Los más frecuentes son: dolor de cabeza intenso que no cede con analgésicos comunes; fiebre alta y vómitos. Esto puede acompañarse de irritabilidad o somnolencia acentuada e intolerancia a la luz y convulsiones.
En el niño pequeño deben ser también signos de alarma: el rechazo a los alimentos y el llanto continuo (como expresión del dolor) y temperatura axilar menor a 36°.
La forma hiperaguda o de evolución fulminante (sepsis) se caracteriza por fiebre alta, aparición de manchas pequeñas color rojo (petequias) que se extienden rápidamente en menos de 12 horas, palidez intensa, cianosis, shock y puede hasta producir la muerte.
Afortunadamente existen formas de prevenir esta patología, la más segura es la vacunación preventiva; como así también tomar medidas del tipo higienica, como la desinfección y la ventilación del hogar como asi también incrementar la higiene personal.
Para todos los casos lo más recomendable es siempre asistir en forma breve al especialista y no minimizar los síntomas.
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