La
dieta mediterranea es una manera de alimentarse propia de los países
que se encuentran en esa zona del mundo y que tienen en común un
elevado consumo de vegetales, la utilización del aceite de oliva
como principal grasa, el consumo de pescado de manera frecuente e incluso
la incorporación de bebidas como el vino siempre tomado de manera
prudente.
A
favor de este tipo de dieta se encuentran numerosos argumentos sobre todo
si la comparamos con otras formas de alimentarse de países en los
que las grasas saturadas se han impuesto de manera totalmente excesiva
ocasionando serios trastornos de salud.
Igualmente el consumo elevado de carnes rojas o la baja utilización
de frutas o verduras que podemos encontrar en países donde las
comidas preparadas forman parte de la dieta diaria de muchas personas
reafirman lo acertada que puede ser la dieta mediterranea en nuestra salud.
Hoy día sin embargo en muchos de estos países del Mediterraneo
no se sigue este tipo de dieta y casi podría decirse que a lo largo
de la historia no se puede encontrar ningún país que tuviese
esta idealizada dieta como la utilizada por la mayoría de su población.
Esto quiere decir que la llamada dieta mediterranea procede más
bien de una concepción en la cual se ha dado preferencia a una
alimentación más cercana a la vegetariana sin que tenga
una base real entre la población, por lo menos no al 100%. Es bien
cierto sin embargo que la utilización preferente del aceite de
oliva si es propio de estos países pero es igualmente cierto que
la implantación en el consumo de otros aceites es hoy día
una realidad y son muchas personas las que siguen una dieta mixta.
Lo que es innegable es que el consumo preferente de vegetales y la reducción
de la carne dando preferencia al pescado y la utilización de aceites
vegetales en lugar de las grasas animales puede ser favorable para nuestra
salud.
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