Están
causadas por la formación de un émbolo en un vaso sanguíneo.
Ese émbolo puede deberse a la presencia de una burbuja de aire,
por un trombo o por tejido graso. En cualquiera de estos casos las embolias
pueden conducir a situaciones realmente peligrosas dando origen a infartos
de miocardio o infartos cerebrales.
Los síntomas de una embolia son muy variables ya que dependen de
dónde se localiza el émbolo que en muchas ocasiones está
ocasionado por un coágulo de sangre. Por lo general la zona afectada
aparece pálida, se puede sentir fría y como dormida. En
el caso de que ese coágulo llegue al cerebro se producirá
un accidente cardiovascular con consecuencias claramente visibles en el
estado general del enfermo, lo mismo sucede si se aloja en una arteria
coronaria ya que puede ocasionar un infarto.
La prevención de las embolias siempre está ligada al control
de colesterol en sangre y a los niveles de coagulación sanguínea,
también es aconsejable prevenir la arteriosclerosis.
Cuando ya se ha producido una embolia la solución es acudir a urgencias
de un hospital ya que mediante una intervención quirúrgica
se podrá plantear la eliminación del coágulo.
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