El
estrés puede considerarse como uno de los problemas de salud modernos
que más está afectando a personas que tienen una vida con
los requerimientos propios de nuestra época.
El
estrés aparece en situaciones en las cuales existe una elevada demanda
física o psicológica de nuestro organismo, de hecho las situaciones
llamadas estresantes son las que requieren una respuesta inmediata y siempre
colocando a la persona en una posición límite.
En una de estas situaciones lo que se produce en primer lugar es una alerta
de nuestro cerebro identificando un peligro, problema o estado en el cual
tenemos que dar respuesta rápida. Al ser identificada la situación
como alarmante comienzan a segregarse hormonas que tienen su manifestación
en la elevación de la presión sanguínea, el incrementeo
de la tensión en el sistema muscular,... El cuerpo se prepara para
dar esa respuesta que lo ha situado en un aparente "peligro".
Sin embargo pasado ese estado de alerta ninguna de esas potencialidades
habrá tenido que ser puesta en juego, no habrá sido necesario
huir a toda velocidad, ni habremos tenido que defendernos ante una agresión
física,... es decir, las situaciones estresantes lo que hacen es
minar nuestro organismo con contínuas puestas en alerta. Mantener
ese estado a lo largo de meses o años es lo que conduce a enfermedades
propias del estrés.
Lo más común es que en situaciones prolongadas estresantes
se vea afectada la función del sueño, probablemente por ese
estado de alerta permanente, el carácter suele empeorar e incluso
el estado de ánimo puede conducir a una
depresión. Los dolores de cabeza, problemas digestivos, la fatiga
y el decaimiento general son también propios del estrés.
En casos más graves se ha podido relacionar las situaciones prologandas
de estrés con el infarto. |
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