La
hepatitis A es una infección ocasionada por el virus VHA que provoca
la inflamación del hígado en muchos casos, aunque no en
todos en los que existe dicha infección.
Por
lo tanto aunque un análisis detectase la presencia de dicho virus
no tendría porqué existir ningún síntoma como
la ictericia
o la inflamación del hígado.
Aunque la hepatitis A no suele ser una enfermedad con mal pronóstico
si que es cierto que en un porcentaje muy bajo de personas puede presentarse
como una hepatitis fulminante que precise incluso de trasplante de hígado
para garantizar la vida del paciente.
La hepatitis A se transmite a través de saliva o bien por contaminación
de los alimentos con heces fecales. Éste es el caso de productos
de huerta que se riegan con aguas contaminadas por heces y que no son
lavados correctamente. De hecho se considera que un 50% de la población
mayor de cuarenta años tiene anticuerpos contra contra la hepatitis
A.
Tenemos que considerar por lo tanto que el riesgo de contraer hepatitis
A es elevado aunque no siempre se tiene que presentar de manera sintomática.
Por lo general se tendría que tener especial cuidado para evitar
contagios en casos en los que se convive con una persona que padezca esta
enfermedad o en los casos en los que se viaja a países en los que
es muy frecuente esta enfermedad. La higiene cuidadosa, tanto corporal
como de los alimentos ayudará a evitar contagios.
Los síntomas que pueden acompañar a la hepatitis A son cansancio,
pérdida de apetito, orina de color oscura, diarrea, etc.
Como parte del tratamiento para quien padece hepatitis se recomienda que
guarde cama durante un par de semanas y que evite el consumo de bebidas
alcohólicas y reduzca en las comidas todo lo que pueden ser productos
que resulten pesados de digerir.
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