La
varicela al igual que el sarampión o la rubéola es una enfermedad
típica de los primeros años de vida aunque la pueden padecer
personas adultas.
En el caso de los niños la enfermedad no reviste demasiada gravedad
sin embargo en los adultos puede dar origen a complicaciones no deseables.
La varicela está causada por un virus de la familia de los herpes
que provoca que el cuerpo de la persona infectada se llene de pequeñas
ampollas. Frecuentemente aparecen en primer lugar por la cara y la cabeza
para luego extenderse por el resto del cuerpo. Estas heridas en la piel
suelen picar y por esto mismo es recomendable tener cuidado con los niños
más pequeños para evitar que puedan llegar a hacerse heridas
que se infecten al intentar aliviarse del picor.
Esta sería una de las posibles complicaciones de la varicela pero
también se pueden encontrar otras que afectan principalmente a
personas de mayor edad y en mujeres embarazadas ya que la varicela puede
trasmitirse al feto con consecuencias muy graves.
El tratamiento de la varicela lo único que intenta es poner remedio
a los síntomas que aparecen como fiebre o el picor, en el primer
caso se suele recetar paracetamol y para los picores antihistamínicos
y la utilización de talco o el baño de corta duración
con algún gel suave.
En el plazo de una semana la varicela habrá desaparecido y si ha
tenido cuidado de no rascarse las ampollas volverá a recuperar
la salud sin ningún tipo de secuela o marca en su piel.
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