Sintomas y remedios

La sífilis es una enfermedad que en su mayoría se translimite por contacto sexual.
Esta patología infecciosa es producida por una bacteria espiroqueta.
La sífilis se contagia principalmente por vía sexual, como así también por contacto de la piel con la ligera secreción que generan los chancros (herida similar a una ulcera, no dolorosa), o puede ser transmitida de la madre al hijo a través de la placenta, lo que sería una sífilis congénita, o bien a través del canal de parto. Asimismo, en sociedad donde no predominen las medidas de higiene la sífilis endémica, incluso puede transmitirse de forma no sexual.
Debemos destacar que no se contagia, por tomar del mismo vaso, utilizar el mismo baño, compartir útiles, ropas o actividades cotidianas.
Esta afección suele tener su mayor etapa de desarrollo entre las personas de 20 y 25 años encontrando a las parejas homosexuales más vulnerables a esta afección.
El uso de preservativo es fundamente para evitar el contagio incluso durante las relaciones de sexo oral.
Esta enfermedad puede durar mucho tiempo, y se sabe que luego de cuatro años de poseerla los índices de transmisión disminuyen.
Sus síntomas son varios, en los primeros meses no se observan pero luego cuando la afección avanza, los chancros alojados en el cuello del útero, la vagina, el ano, la boca o pene. Luego se observan llagas en las palmas de las manos y pies, aunque también se pueden observar en el pecho, rostro o espalda, acompañado por cefaleas, fiebre, dolor de garganta y falta de apetito. Debemos advertir, que los chancros en las manos pueden ser contagiosos.
En la fase final de esta enfermedad que no siempre se hace evidente, la sífilis reaparece atacando al sistema nervioso o a algún otro órgano, pudiendo incluso provocar la muerte, y problemas oculares, lesiones cerebrales, falta de coordinación en brazos y piernas, cardiopatías, y lesiones en la medula espinal entre otras.
Para su cura, se utilizar los tratamientos con penicilina, aunque las secuelas de la enfermedad permanecen.
Los resultados durantes los primeros estadios son buenos, aunque si la enfermedad avanza, la penicilina debe administrarse por vía intravenosa para que alcance a la bacteria.
El paciente debe llevar una vida sana, con buena alimentación, y se debe tener en cuenta que aun cuando la enfermedad se ha manifestado y curado, puede contagiar a los demás e incluso, volver a contraer ya que no aporta inmunidad al organismo.
Las secuelas y trastornos de esta enfermedad suelen ir desde ulceras en la piel, ceguera, parálisis, demencia hasta la muerte.