Sintomas y remedios

Este problema es conocido también como la incontinencia infantil en una edad donde ya el control nocturno de los esfínteres debería ser normal. Este hecho, que a veces se propaga más allá de los 6 años de edad, daña psicológicamente al niño que no puede llevar una vida del todo normal como el resto de sus amigos y compartir actividades usuales de la edad. Este inconveniente se hace presente entre un 10% y un 18% de los niños de entre cinco y seis años. Lo ideal, es que no se alarmen ni padres, ni chicos, y concurrir a un especialista psicológico y de vías urinarias, quienes podrán aconsejar a la familiar e indicar los pasos a seguir para resolver el inconveniente. Esta afección, que no es consecuencia directa de beber muchos líquidos, no es culpa del niño, ni falta de voluntad para ir al baño, sino más bien, una causa hereditaria, que también presenta factores hormonales, lentitud en el desarrollo nervioso central, infección de las vías urinarias, disfunciones en la uretra, o problemas emocionales, entre otros. Padrs y especialistas son los indicados para ayudar al niño a resolver este problema, por ello es de vital importancia se hable abiertamente del tema, se tome muy en cuanta las necesidades y los aportes del niño a la causa y se interactúe con confianza para mejorar la situación. Dentro de los tratamientos, lo mejor es lo ya mencionado, aunque algunos especialistas suministran medicamentos que resultan efectivos en un 70% de los casos. Lo más recomendable, es apoyar al niño, no castigarlo y procurar fortalecer los vínculos con los padres que le permitirán establecer los reales motivos del problema y solucionarlo efectivamente.