Blog dedicado a la salud y las enfermedades
El amor, recordemos, no fusiona: vincula. Permite que la pareja siga siendo pareja (dos unidos por un tercero que es el amor), y lo ideal es que no se transforme en una trampa apelmazada y asfixiante. Ese vinculo puede ser comprometido y profundo, sin necesidad de destruirlo con la idea de “ya esta” de la naranja completa que, pensándolo bien, se asemeja a la muerte.
La búsqueda de seguridad viene del miedo y apunta a controlar y a fusionar, es decir, a que lo que eran dos vinculados por el amor, sean, ahora, uno solo, como la ya mencionada y aburrida naranja completa…
La búsqueda de la confianza, en cambio, viene del amor y apunta a cuidar, nutrir, dar vida, y estimular las relaciones. Así deberían plantearse las relaciones en busca de un resultado satisfactorio para ambas partes, donde puedan aprender a disfrutar cada uno de las diferencias con el otro, y a nutrirse de ellas.
Sirve como ilustración de lo antedicho aquella poesía de Gibran, donde, refiriéndose al amor matrimonial, propone que éste sea “un mar moviéndose entre las orillas de vuestra almas” o cuerdas de un laúd que están separadas, pero vibran en la misma música.
No se como habrán sido los amores de este poeta libanés, pero su frase permite prosperar a las parejas en el humanísimo terreno de la cotidianeidad, guardando cada uno su lugar para, justamente, poder quererse sin confundir el estar juntos con el estar revueltos.
Confundir amor con completud puede generar asfixia. La pareja no se fusiona, se vincula, y cada uno tiene sus propios intereses. Aquí, un resumen de buenos hábitos para ser felices de a dos y mantener un espíritu joven disfrutando de la verdadera felicidad.
En las parejas hay temas que son ya clásicos. Una y otra vez se habla, se escribe y se reflexiona acerca de ellos. Pero siguen allí, vigentes, generación tras generación, tallando las relaciones, generando luces y sombras en los amores que van buscando abrirse camino.
Uno de ellos, muy vigente por cierto, es el de cómo vivir los espacios propios en armonía con los compartidos, cómo hacer para que la unión no genere asfixia o dormidera y para que la vida en común sea eso: una vida y no una experiencia en automatismo, sin savia ni pasión.
Convengamos que, con ese fin, la metáfora de la naranja, tan usada como imagen del amor de pareja (media naranja), no ha ayudado. Ya son legión quienes escriben y proclaman aquello de buscar la “media naranja” que nos “complete” genera más perjuicios que beneficios.
De hecho, se arman grandes líos cuando las parejas, pasada la necesaria, liadísima y saludable etapa del súper metejón, se dan cuenta de que el amor es más que habitar esa completad “naranjistica” que poco puede durar si de evolucionar se trata.
Confundir amor con completad suele ser peligroso. Los que saben acostumbran decir que la pareja es una convocatoria a una tarea amorosa, un “arremangarse” para ir tallando una historia. No es, ni mucho menos, el final de esa tarea, sino, su inicio.
Cuando una persona no siente a su pareja como un “otro”, sino como una prolongación de sí misma pasan cosas muy curiosas y, en general dolorosas. Por ejemplo que el marido o la mujer pasen a ser algo así como objetos de inventario, o que de tanta “completad” las almas se duerman en el sueño de la chatura que, con el tiempo, termina en ruidoso y doloroso despertar.
El miedo en los vínculos (a la finitud, a la pérdida, a la aparición de terceros, al desborde…) genera un afán de seguridad basado ene l control mecánico del otro de las circunstancias.
La confianza en cambio, vence el miedo y permite el aire entre los miembros de la pareja, aire a través del cual circula el amor.
• Complejo de Caperucita
Bajo el lema: “Yo lo hago por los demás, no hay problema…puedo llevarme trabajo a casa”
Historia clínica: Le realiza los trámites a la hermana, es una agenda viviente de su marido, escucha a su amiga llorando a las 3 de la mañana por teléfono y, en la oficina, realiza trabajo que no le corresponde. Es buenísima, servicial, todos la quieren y hablan maravillas de ella…pero ¿a que precio?
Detrás de su conducta se esconde un miedo intenso a perder afectos y a no ser querida. Por eso busca aprobación constante.
Antídoto: ser querido por todos es su objetivo inalcanzable, por lo tanto, hay que saber ejercer os derechos propios, tener en claro qué responsabilidades son ajenas y aprender a decir “no”.
• Complejo de Patito feo
Bajo el lema: “mi familia dice que soy débil y tienen razón: los necesito mucho para hacer mi vida”
Historia clínica: en casa, los roles estaban bien repartidos: el hermano mayor era el inteligente, el del medio tenía habilidad para el trabajo físico, y él/ella era el más “blando” y había que protegerlo/a. Cuando creció, los roles no se modificaron y en todos sus objetivos tenía que luchar con la carga extra de ser el débil. Por su carácter necesita vínculos que tomen las decisiones que el/ella no está capacitado/a a llevar a cabo.
Antídoto: Tiene que centrarse en lo que realmente quiere y desea hacer. Acepte consejos solo como sugerencias, pero usted tiene derecho a vivir su propia vida, y ello no tiene que ofender a sus afectos.
• Complejo de la bella y la Bestia
Bajo el lema:”yo sé que es una persona difícil para estar en pareja, pero puedo hacer que cambie”
Historia clínica: Su currículo amoroso, registra celosos, posesivos y vagos, pero ella esta convencida de que, alguna vez, el sapo, con un beso, se volverá príncipe y, entonces, todos los sufrimientos se convertirán en amor verdadero. Entiende que el amor siempre implica sacrificio y, aterrorizada por ser abandonada, sigue aguantando una relación que la esclaviza.
Antídoto: los sapos, aún con besos, siguen siendo sapos y para que una pareja crezca y se mantenga, los esfuerzos deben ser equilibrados.
Los especialistas detectaron conflictos afectivos distintos a los conocidos.
Edipo, Electra y narciso eran las denominaciones de fantasía de tres complejos emocionales que ya forman parte del saber popular; el deseo del niño hacia la madre, de la niña hacia el padre o hacia sí mismo eran las formas básicas de conflictos afectivos que las personas que los sufrían debían trabajar duramente toda su vida para superarlos. Sin embargo, desde EE.UU., una nueva corriente de psicólogos ha establecido un paralelismo entre los personajes emblemáticos de los cuentos infantiles y los nuevos complejos que obstaculizan el desarrollo personal y la formación de vínculos con lo demás.
Aunque los personajes de los cuentos sean masculinos o femeninos, es importante aclarar que también hay cenicientos y mujeres que sueñan con ser Peter Pan.
Según el aporte del grupo psicológico estadounidense, existe el complejo de cenicienta, complejo de Peter Pan, Complejo de Caperucita, Complejo de Patito Feo, y complejo de la Bella y la Bestia.
• Complejo de Cenicienta:
Bajo el lema “En la vida solo quiero un hombre para casarme”
Historia clínica: hasta hace un tiempo estaba orgullosa de su independencia, consiguió algunos logros laborales y se independizó económicamente. Pero le cuesta formar una pareja estable la cual pueda proyectar y, muchas veces, cree que su autonomía la hizo menos atractiva y femenina. Ahora, desearía ser una cenicienta, con un príncipe que la cuide, que le de seguridad y que sea el sostén económico de la casa. Por eso, con los hombres con los que se relaciona, busca señales de que ese vínculo sea “hasta que la muerte los separe”. Y a veces se siente frustrada.
Antídoto: aprender a reconocer sus propios méritos y disfrutarlos. Debe reforzar su autoestima, reducir su nivel de dependencia afectiva del entorno y valorar su esfuerzo y capacidad de trabajo.
• Complejo de Peter Pan:
Bajo el lema “nunca dejé de ser un chico… y me encanta que sea así”
Historia clínica: Paso la barrera de los 35 años pero su grado de madurez no representa la edad biológica; sigue yendo a ámbitos nocturnos cuasi-adolescentes e intenta contactos con jovencitos/as que le llevan más de una década, por que, cuando se encuentra con alguien de su edad que intenta establecer ciertas responsabilidades en la relación huye inmediatamente. Se ha rodeado de buenos amigos y familiares “soluciona todo”, que lo ayudan a salir de los problemas; empezó un montón de cosas, pero no llego a puerto con ninguna. Ahora no sabe muy bien que quiere, pero eso es lo que menos le importa, por que lo importante es que es divertido/a.