La
fiebre es un síntoma que se identifica como la elevación de
la temperatura corporal de una persona.
Hay que tener en cuenta sin embargo que no siempre una elevación
de dicha temperatura puede considerarse como
fiebre, por ejemplo entre los 36º C y los 37,5º C nos encontramos
con la temperatura normal del cuerpo siendo en las personas mayores menor
su temperatura que la de personas más jóvenes. Si se produce
un incremento hasta llegar a los 38ºC nos encontramos ante casos de
febrícula que pueden estar producidos por situaciones normales ajenas
a enfermedades.
Entre los 38ºC y los 40ºC si que nos situamos en los cuadros típicos
de fiebre en los que se produce una mayor sudoración y el estado
de debilidad del paciente puede acompañarse con mareos, dolores de
cabeza, vómitos, etc.
Superando los 40ºC y hasta los 42ºC podemos encontrar cuadros
de síntomas en los que no es infrecuente llegar al delirio o a las
alucinaciones.
Los 42ºC marcan una frontera que nunca debería de sobrepasarse
ya que puede ponerse en peligro la vida del enfermo. Si es necesario tendría
que recurrirse a compresas frías y a la toma de medicamentos que
reduzcan la fiebre.
En sí misma no puede considerarse como negativa la fiebre, más
bien todo lo contrario, ya que el cuerpo eleva su temperatura para activar
sus mecanismos de defensa ante posibles infecciones. Por esto mismo no es
aconsejable recurrir de manera constante a medicamentos ante casos sin mayor
importancia donde tenemos algo de fiebre. Es mucho mejor dejar que el cuerpo
reaccione con esa elevación de temperatura que con seguridad no durará
mucho tiempo.
Son muchas las enfermedades que pueden estar acompañadas de fiebre,
por ejemplo la gripe,
enfermedades con infección
de orina, tuberculosis,
etc. |
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